miércoles, 10 de agosto de 2011

CARACOLES: RECETA ELEVADA A POEMA

Si los caracoles te quieres
comer sin palillos,
tendrás que engañarlos
como si fueran chiquillos.
Hay que lavarlos con agua abundante
para que saquen los cuernos;
hay que ponerlos en una cacerola
con agua caliente;
los pones en una silla
delante de la tele
cuando estén haciendo un mitin:
como no saben pensar,
ellos todo se lo creen.
Estarán agradecidos,
de tan buen recibimiento,
se dirán unos a otros:
¿qué será los próximo,
echarnos acelgas para que cenemos?
Cuando estén más confiados
los pones a fuego lento,
y casi sin darse cuenta
se habrán ido al otro mundo.
Después les haces la salsa
con cebolla, jamón,
con ají o con rocoto.
Y así, engañándolos
como si fueran chiquillos,
te los comerás tranquilo
aunque no tengas palillos.

                                                                                                  Fina Caballero



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