El día que yo me muera
no quiero ver caras serias
porque me voy a un lugar
que no existe la tristeza.
Veré a mi padre, a mi madre,
a mi suegro y a mi suegra;
estaremos todos juntos
y daremos una fiesta.
Mi suegro con la guitarra,
mi padre con la botella,
mi madre hará pastizos
y también las magdalenas,
mi suegra hará los panecicos
y para beber: mistela.
Como estamos en el cielo,
invitamos a la fiesta
a los de la nube de abajo,
los de la nube de arriba,
de la derecha y de la izquierda;
para el que quiera venir
tendremos la puerta abierta.
Primero se van los padres,
después nos vamos los hijos,
y alguna vez estaremos
en un futuro lejano,
toda la familia junta.
Sé que algún día tengo que irme,
no tengo ninguna prisa,
el que se va nunca vuelve
no sé si es que están a gusto
o no encuentran la salida.
Los buenos se van al cielo,
y los malos al infierno,
yo quisiera ir con mis padres
porque los echo de menos.
El día que yo me muera
yo no quiero que me entierren,
pues me gusta tanto el fuego
que quiero que me incineren,
que me lleven a la montaña
a dormir mi sueño eterno.
Fina Caballero
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