pues nadie puede saber
que van a hacer las montañas;
los árboles sueltan vapor,
que después forman nubes
que el viento después desplaza
descargando donde quieren.
No se guían por un mapa,
y no parece importarles
lo que diga Montesdeoca,
si dice que va a llover:
alguna vez se equivoca.
Fina Caballero